Ramayana – Lámina dorada arte hindu

Ramayana: Como la luna esta rodeada por las estrellas, Dios Sri Sri Rama con su esposa Sita están rodeados por las divinidades, como Sus hermanos Laksman, Bharata, Satrugna, señor Sri Shiva, Sri Brahma, Sri Hanuman, Sri Ganesha, el sabio entre los devas: Srila Narada Muni y su querido Sri Guru, el gran yogui y sabio Vishwamitra.

Esta lámina imagen grabada en papel de oro, guarda una energía muy poderosa, ya que representa (y trasmite a su poseedor) el camino de la rectitud, el deber (dharma), del amor incondicional, de la humildad, de la justicia, el poder extraordinario, riqueza y las virtudes divinas.

La historia completa está revelada por el sábio Valmiki. Curiosamente, también hay otra versión de Tulasi Das, de la misma epopeya de Ramayana, considerada una de las sagas más extensas de la cultura hindu.

En el libro de Swami Rajendra Das de Historias milenarias de la India, hay un breve relato muy significativo que proviene de Ramayana y nos describe la naturaleza de Sita, la inmaculada esposa de Sri Rama. Veamos como era:

EL AMOR PURO PURIFICA INCLUSO AL FUEGO PERSONIFICADO

Cuando el demonio Ravana raptó a Srimati Sita Devi… y Sri Sri Rama por fin le venció, el hermano de Ravana se convirtió en rey y llevó a Sita con grandes homenajes de vuelta al palacio. Pero no fue fácil. El rey Rama, un ejemplo viviente de la verdad y de la rectitud, no pudo aceptarla de nuevo en su hogar, y ahora veremos la razón de ello.

Él explicó: —Yo sé que Sita es una mujer el, pero ¿cómo puedo convencer al mundo de esa verdad? La gente siempre se hace sus propias opiniones. Empezarán las calumnias y los demás a decir lo que les dé la gana…—Site, ¿tú qué opinas? Y Sita contestó:—¡Mi Señor! Mi cuerpo, mi mente y mi corazón están siempre eles a ti. Mis sentimientos jamás han cambiado.—Yo lo sé —dijo Rama—, pero… ¿cómo puedo convencer a los demás? Su mirada se encontró con la de su esposa, y entonces aseveró:—Hay una única posibilidad. Tienes que pasar por el fuego. Pura de verdad, siempre se queda inmaculada. Prepararon entonces una gran hoguera. En una parte de ella estaba Sri Sri Rama y en la otra su mujer, Srimati Sita Devi, que debería atravesar las llamas. Pasó… ¡y ni un trozo de su ropa se quemó! Atravesó el fuego cómodamente, como si estuviera pasando por un jardín lleno de flores, y ello porque Srimati Sita era fiel y poseía la verdad. Así todos maravillados por su pureza, aplaudieron y rogaron al rey Rama que la aceptara. Jaya Sri Ram! Jaya Sri Ram! Jaya Sri Ram!