EL ESCONDITE IMPOSIBLE

En un Ashram del Señor Sri Sri Vishnu había una esta. Los devotos compartían muchas preparaciones de Prasadam, cantaban dulces Kirtans (alabanzas al Señor Supremo) y bailaban en su honor. En el altar había ofrendas de muchas clases de frutas, entre ellas una gran cantidad de plátanos.

El Sri Gurudev de aquel templo estaba muy contento y por ello decidió darles una enseñanza especial a sus discípulos: tomó un racimo de plátanos y los repartió entre sus discípulos diciendo estas palabras:

—Y ahora, comeos el plátano en un lugar donde nadie os vea.

De inmediato, todos los alumnos empezaron a buscar el lugar más adecuado para complacer al Sri Gurudev (se dice que cuando el Sri Guru está contento, también la Suprema personalidad de Dios, Sri Sri Krishna, está contenta). Cumpliendo así con la misión de tomar la fruta sin ser vistos, inventaron mil tretas: uno se escondió en el sótano, otro se comió el plátano encerrado en su habitación, otro se subió en el techo del Ashram para estar seguro de que nadie lo observaba… y otro se metió dentro de un saco y consumió su plátano a oscuras. Y así cada cual, excepto un devoto, que se quedó tan tranquilo en medio de la sala y, sin preocuparse de nada ni de nadie, peló el plátano y se lo comió tan pancho delante de sus hermanos espirituales. Todos se burlaron de él, tomándolo por tonto.

Cuando se reunieron de nuevo con Sri Guruji, este les preguntó:

—Queridos discípulos, ¿estuvo rico el plátano que les di? ¿Han conseguido comérselo sin ser vistos?

Orgullosos le explicaron al Sri Guru, uno por uno, dónde se habían escondido a comer:

—¡Yo me lo comí bajo la cama! —dijo uno.

—¡Yo, en la despensa! —dijo otro.

—¡Yo… en la habitación cerrada con llave, así que es imposible que me viera alguien!

—¿Y tú? —preguntó el Maestro al único discípulo que callaba, sentado en silencio—. ¿Qué hiciste tú con el plátano?

Todo el mundo comenzó a sonreír, esperando de él una gran vergüenza:

—¡Todos lo hemos visto comer, lo ha hecho delante de todos! —dijeron los alumnos.

El devoto, tranquilo y humilde, haciendo reverencias a su amado Sri Gurudev y después al altar del Señor Supremo, con una hermosa sonrisa le explicó:

Dios existe en todos los corazones…

—Querido Guruji, usted nos está probando, y yo me pregunto: ¿cómo podemos escondernos delante de los ojos del Sri Sri Narayan, el Alma Suprema? Como misericordiosamente nos menciona Él mismo en el Canto del Supremo (Sri Sri Bhagavad Gita), el Brahman, el Espíritu, el testigo de todo, el que por doquier tiene Sus manos y Sus piernas, Sus ojos, Sus cabezas y Sus caras, Él tiene oídos por todas partes, el que de este modo existe, El Superalma, omnipresente en todo.

Sri Gurudev estuvo muy satisfecho con su respuesta y lo felicitó:

—¡Muy bien, hijo mío! Veo que has entendido mis enseñanzas.

Le otorgó sus bendiciones y, en consecuencia, muy poco tiempo después el sabio bhakta recibió de su amado Sri Guru Maharaj una iniciación especial, convirtiéndole también en un auténtico Sri Guru Dev.

“El esfuerzo de un verdadero Sri Guru Diksa no es hacer discípulos, sino Maestros.”

Sri Prema Krishna Das Babaji Maharaj